DESDE EL ESCRITORIO DEL MORÉ: HERIBERTO GARCÍA
Las religiones son esfuerzos humanos por tratar de llegar al Creador. Y por esta razón son todos intentos fallidos cuando se quiere lograr este objetivo. ¿Qué significa esto?
Que ni el cristianismo, ni el mormonismo, ni el judaísmo, ni ninguna otra, sirven para agradar a El Eterno. Entonces, cuál es la vía? La respuesta es sencilla: Como dice el libro de Qohelet (Eclesiastés): Teme a D-s y guarda sus mandamientos, porque esto es todo el ser humano. Lo que El Eterno quiere del hombre es que obedezca con amor y temor Sus Decretos, y no en una forma legalista, que implica que el solo cumplimiento sin amor y sin fe provee la salvación. Nada más lejos de la realidad.
La cercanía con El Todopoderoso se obtiene por medio de la fe que obedece; no fuimos llamados a ser judíos o cristianos, o católicos o musulmanes. Toda la Creación le debe obediencia a El Eterno, Bendito sea, de manera que en ello radica el "secreto" de "agradarle" a D-s.
Es bueno hacer una claridad: Un judío es en realidad alguien que alaba a D-s, pero en Sus términos; esto implica que no es por nuestras fuerzas que obtendremos el favor celestial, sino mediante las instrucciones que nos han sido provistas en la Torah.
Esto confirma lo que dijo Yeshua el Mashiaj, en cuanto a que la salvación viene de los judíos, pues fue al pueblo judío a quien El Eterno le confirió las promesas, los pactos y la Torah; por ello bien vale la pena aprender del pueblo escogido sobre cómo debemos cumplir con lo que El Eterno nos ordena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario