jueves, 29 de diciembre de 2011

UN ANÁLISIS DE LA GRACIA Y LA MISERICORDIA


La misericordia de El Eterno
Escrito por Ángel Candelaria
Es común escuchar, especialmente en sectores cristianos, que “la Ley está abolida y no debemos observarla”; que “Jesús abolió la Ley en la cruz”. No es extraño escuchar la famosa frase: “Ya no estamos bajo la Ley; estamos bajo la gracia...”. Sin embargo, ¿comprenderán estas personas lo que realmente significa la palabra gracia, y qué es realmente estar bajo la gracia?
Diferenciando los términos
Tal vez uno de los malentendidos más perpetuados en muchos sectores cristianos es el creer que los conceptos gracia y misericordia son casi sinónimos. No es extraño escuchar personas a nuestro alrededor decir: “Por su gracia y misericordia estamos vivos” u otras expresiones similares, casi dando a entender como si la gracia y la misericordia fueran básicamente lo mismo.
Por lo general, muchos creyentes ven la gracia como una licencia para pecar, sabiendo que en última instancia siempre tendrán el perdón del Padre que, según su entendimiento, cancela toda la Ley en contra de ellos. En base a este erróneo concepto se han elaborado teorías y pensamientos que han hecho creer a muchos en un “perdón eterno” del Padre no importando lo que hagan o dejen de hacer. Esto es comúnmente perpetuado en sectores donde se enseña que la Torah (común y erróneamente traducida como Ley) está abolida y no hay porqué honrarla. Sin embargo, un entendimiento más claro sobre lo que realmente significa la palabra gracia y cómo se diferencia de la misericordia derriba fácilmente este erróneo concepto, permitiendo una comprensión y distinción clara de estos términos.
El término misericordia (en hebreo, רחמים rajamim) se define como “una actitud bondadosa de compasión hacia otro, generalmente del ofendido hacia el ofensor o desde el más afortunado hacia el más necesitado.”1 Es interesante notar que el término hebreo para misericordia está en plural, lo cual es muy preciso, pues la misma Escritura nos declara que sus misericordias son nuevas cada mañana (Lamentaciones 3:23). Ahora bien, cuando se habla de la misericordia de Yahweh, se refiere al perdón que el Todopoderoso otorga como resultado de un arrepentimiento sincero. El recibir el perdón del Padre implica que demos la espalda al pecado, cambiemos la dirección de nuestras vidas y escojamos vivir de acuerdo a su Palabra.
Para poder recibir el perdón, debemos saber cuál ha sido nuestra transgresión. ¿Y cómo sabemos eso? La Escritura nos dice: “...el pecado es infracción de la ley.” 1 Juan 3:4 (VIN). Sin embargo, es precisamente aquí donde encontramos una de las grandes contradicciones en las enseñanzas del cristianismo. Si, según ellos, la Torah (comúnmente llamada y traducida como Ley) está abolida, entonces ¿qué nos describe el pecado? Es como si el gobierno, de repente, decidiera abolir la ley de tránsito, y un buen día un guardia nos detuviera para darnos un boleto por conducir nuestro auto en exceso de velocidad. ¿Haría sentido? ¡Pues no! Sin no existe la ley de tránsito, el guardia no nos puede dar un boleto, pues no hay infracción. De la misma manera, si la Torah (Ley) está abolida, ¿cómo Yojanán/Juan nos dice que el pecado es infracción de la Torah (Ley)? Muchos dirán que la palabra ley aquí no se refiere a la Torah, pero lo cierto es que es una alusión directa a ésta. En este verso, la palabra traducida como ley es la palabra griega ανομια anomia, la cual significa “violación a la ley” y hace referencia directa a la Torah (recordemos que el Berit Jadashah o Nuevo Testamento aun no existía para aquel entonces, por lo que no podían estar hablando de otra cosa que no fuera la Torah). De modo que, en base a esta evidencia, podemos concluir que la Torah aun tiene validez, pues de otro modo no habría forma de saber que está bien y qué es pecado.
Ahora bien, en cuanto a la palabra gracia, Wikipedia en español la define como “un favor o don gratuito concedido por Dios para ayudar al hombre a cumplir los mandamientos...”2. Los términos hebreos que usualmente se traducen como gracia son חן jen y חסד jésed. En griego, gracia es comúnmente expresado como χαρις járis. Pudiera ser también traducido como favor. Ahora bien, si nos fijamos en el sentido de esta palabra, notaremos que el término gracia no es un concepto pasivo, sino activo.
La gracia no es algo que Yahweh otorga sin esperar un acto de nuestra parte; es más bien un favor especial que nos capacita para poder hacer algo. ¿Y qué es lo que nos permite hacer este favor? ¡Obedecer sus mandamientos! En otras palabras, la gracia es el favor que Yahweh nos otorga, de modo que podamos vivir de acuerdo a sus mandamientos; de acuerdo a su Torah. Existen varios ejemplos en la Escritura que concuerdan con este entendimiento de la palabra gracia. Por ejemplo, veamos 1 Corintios 12:4:
“Ahora bien, hay diversos dones; pero el espíritu es el mismo.” (VIN)
En el verso anterior, la palabra traducida como dones es jarismaen griego, de la raíz járis. Este verso nos habla de los dones otorgados a los creyentes, los cuales son simplemente favores para llevar a cabo ciertas tareas.
Otro ejemplo:
“El niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Elohim estaba sobre él.” Lucas 2:40 (VIN)
Este verso está hablando de Yeshúa. ¿Qué clase de gracia necesitaba Yeshúa? ¿Gracia para ser salvo del pecado? No, el sentido de gracia en este verso no es otra cosa que el favor de Yahweh Elohim sobre él para llevar a cabo lo que le fue encomendado.
Por consiguiente, gracia debe ser entendido como el favor que otorga Yahweh a una persona para poder hacer algo. En nuestro caso, es el favor que Él nos otorga para vivir de acuerdo a su Torah. En cambio, misericordia es un acto de bondad hacia otra persona. Por lo tanto, gracia y misericordia no son términos similares; ambos aluden a conceptos diferentes.
La relación entre gracia y misericordia
Si bien los términos gracia y misericordia no son similares, sí es cierto que hay una relación entre ellos. Esta relación no consiste en que sean términos similares en significado, sino que ambos describen un proceso que cada creyente experimenta.
Cuando pecamos, es la misericordia de Yahweh la que nos permite acercarnos a Él y encontrar perdón para nuestros pecados. Sin embargo, una vez somos perdonados, es la gracia de Yahweh la que nos capacita para poder vivir apartados del pecado. En otras palabras, la misericordia nos lleva al perdón de nuestros pecados, pero la gracia nos lleva a vivir apartados del pecado. Cuando entendemos esto claramente, entonces las palabras de Shaúl (Pablo) toman sentido en sí mismas:
“Así, mientras el pecado reinaba trayendo muerte, el favor reina trayendo justificación que redunda en vida eterna, gracias a Yahoshúa el Mashíaj nuestro Maestro.” Romanos 5:21 (VIN)
“¿Qué concluimos entonces? ¿Permaneceremos en el pecado para que se aprecie mejor el favor? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto para efectos del pecado, ¿cómo vamos a vivir todavía en él?” Romanos 6:1-2
Lo que nos quiere decir Shaúl en estos versos (y muchos otros más en los cuales él expone este tema) es precisamente que, si hemos recibido el perdón de nuestros pecados, hemos recibido su gracia también. Pero esta gracia, contrario a lo que comúnmente se enseña, no es una licencia para pecar y obviar la Torah. Al contrario, esta maravillosa gracia es el poder que nos otorga el Padre a través de su Rúaj Haqódesh (espíritu de santidad) para poder vivir una vida apartada del pecado.
De modo que, si hemos recibido su gracia, vivamos de acuerdo a su Palabra, que no es otra cosa que su Torah. Su gracia, dada a nosotros a través de su hijo Yeshua, nos capacita para vivir rectamente.
¡Bendito sea Yahweh, nuestro Elohim, quien a través de su gracia nos capacita para vivir de acuerdo a su Torah!

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