Escrito
por Ángel Candelaria
Es
común escuchar, especialmente en sectores cristianos, que “la Ley está abolida y no debemos observarla”; que
“Jesús abolió la Ley en la cruz”. No es extraño escuchar la
famosa frase: “Ya no estamos bajo la Ley; estamos bajo la gracia...”.
Sin embargo, ¿comprenderán estas personas lo que realmente significa la palabra gracia, y qué es realmente estar
bajo la gracia?
Diferenciando los términos
Tal
vez uno de los malentendidos más perpetuados en muchos sectores cristianos es
el creer que los conceptos gracia y misericordia son casi sinónimos. No es extraño escuchar
personas a nuestro alrededor decir: “Por su gracia y misericordia estamos
vivos” u otras expresiones similares, casi dando a entender como si la gracia y la misericordia fueran
básicamente lo mismo.
Por
lo general, muchos creyentes ven la gracia como una licencia para pecar, sabiendo
que en última instancia siempre tendrán el perdón del Padre que, según su
entendimiento, cancela toda la Ley en contra de ellos. En base a este
erróneo concepto se han elaborado teorías y pensamientos que han hecho creer a
muchos en un “perdón eterno” del Padre no importando lo que hagan o dejen de
hacer. Esto es comúnmente perpetuado en sectores donde se enseña que la Torah
(común y erróneamente traducida como Ley)
está abolida y no hay porqué honrarla. Sin embargo, un entendimiento más claro
sobre lo que realmente significa la palabra gracia y cómo se diferencia de la misericordia derriba fácilmente este erróneo
concepto, permitiendo una comprensión y distinción clara de estos términos.
El
término misericordia (en hebreo, רחמים rajamim) se define como “una
actitud bondadosa de compasión hacia otro, generalmente del ofendido hacia el
ofensor o desde el más afortunado hacia el más necesitado.”1 Es interesante notar que el
término hebreo para misericordia está en plural, lo cual es muy
preciso, pues la misma Escritura nos declara que sus misericordias son nuevas cada mañana (Lamentaciones
3:23). Ahora bien, cuando se habla de la misericordia de Yahweh, se refiere al
perdón que el Todopoderoso otorga como resultado de un arrepentimiento sincero.
El recibir el perdón del Padre implica que demos la espalda al pecado,
cambiemos la dirección de nuestras vidas y escojamos vivir de acuerdo a su
Palabra.
Para
poder recibir el perdón, debemos saber cuál ha sido nuestra transgresión. ¿Y
cómo sabemos eso? La Escritura nos dice: “...el pecado es infracción de la
ley.” 1 Juan 3:4 (VIN). Sin embargo, es precisamente aquí donde encontramos una
de las grandes contradicciones en las enseñanzas del cristianismo. Si, según
ellos, la Torah (comúnmente llamada y traducida como Ley) está abolida, entonces
¿qué nos describe el pecado? Es como si el gobierno, de repente, decidiera
abolir la ley de tránsito, y un buen día un guardia nos detuviera para darnos
un boleto por conducir nuestro auto en exceso de velocidad. ¿Haría sentido?
¡Pues no! Sin no existe la ley de tránsito, el guardia no nos puede dar un boleto,
pues no hay infracción. De la misma manera, si la Torah (Ley) está abolida,
¿cómo Yojanán/Juan nos dice que el pecado es infracción de la Torah (Ley)?
Muchos dirán que la palabra ley aquí no se refiere a la Torah, pero lo
cierto es que es una alusión directa a ésta. En este verso, la palabra
traducida como ley es la palabra griega ανομια anomia, la cual significa
“violación a la ley” y hace referencia directa a la Torah (recordemos que el Berit Jadashah o Nuevo Testamento aun no existía para
aquel entonces, por lo que no podían estar hablando de otra cosa que no fuera
la Torah). De modo que, en base a esta evidencia, podemos concluir que la Torah
aun tiene validez, pues de otro modo no habría forma de saber que está bien y
qué es pecado.
Ahora
bien, en cuanto a la palabra gracia,
Wikipedia en español la define como “un favor o don gratuito concedido por Dios
para ayudar al hombre a cumplir los mandamientos...”2. Los términos hebreos que usualmente se
traducen como gracia son חן
jen y חסד jésed. En griego, gracia es comúnmente expresado como χαρις járis. Pudiera ser también
traducido como favor. Ahora
bien, si nos fijamos en el sentido de esta palabra, notaremos que el término gracia no es un concepto pasivo, sino activo.
La gracia no es algo que Yahweh otorga sin esperar un
acto de nuestra parte; es más bien un favor especial que nos capacita para
poder hacer algo. ¿Y qué es lo que nos permite hacer este favor? ¡Obedecer sus
mandamientos! En otras palabras, la gracia es el favor que Yahweh nos otorga, de modo
que podamos vivir de acuerdo a sus mandamientos; de acuerdo a su Torah. Existen
varios ejemplos en la Escritura que concuerdan con este entendimiento de la
palabra gracia. Por ejemplo, veamos 1 Corintios 12:4:
“Ahora
bien, hay diversos dones; pero el espíritu es el mismo.” (VIN)
En
el verso anterior, la palabra traducida como dones es jarismaen
griego, de la raíz járis. Este
verso nos habla de los dones otorgados a los creyentes, los cuales son
simplemente favores para llevar a cabo ciertas tareas.
Otro
ejemplo:
“El
niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Elohim
estaba sobre él.” Lucas 2:40 (VIN)
Este
verso está hablando de Yeshúa. ¿Qué clase de gracia necesitaba Yeshúa? ¿Gracia para ser
salvo del pecado? No, el sentido de gracia en este verso no es otra cosa que el
favor de Yahweh Elohim sobre él para llevar a cabo lo que le fue encomendado.
Por
consiguiente, gracia debe ser entendido como el favor que
otorga Yahweh a una persona para poder hacer algo. En nuestro caso, es el favor
que Él nos otorga para vivir de acuerdo a su Torah. En cambio, misericordia es un acto de bondad hacia otra
persona. Por lo tanto, gracia y misericordia no son términos similares; ambos
aluden a conceptos diferentes.
La relación entre gracia y misericordia
Si
bien los términos gracia y misericordia no son similares, sí
es cierto que hay una relación entre ellos. Esta relación no consiste en que
sean términos similares en significado, sino que ambos describen un proceso que
cada creyente experimenta.
Cuando
pecamos, es la misericordia de Yahweh la que nos permite acercarnos a
Él y encontrar perdón para nuestros pecados. Sin embargo, una vez somos
perdonados, es la gracia de Yahweh la que nos capacita para poder
vivir apartados del pecado. En otras palabras, la misericordia nos lleva al perdón de nuestros pecados,
pero la gracia nos lleva a vivir apartados del pecado.
Cuando entendemos esto claramente, entonces las palabras de Shaúl (Pablo) toman
sentido en sí mismas:
“Así,
mientras el pecado reinaba trayendo muerte, el favor reina trayendo
justificación que redunda en vida eterna, gracias a Yahoshúa el Mashíaj nuestro
Maestro.” Romanos 5:21 (VIN)
“¿Qué
concluimos entonces? ¿Permaneceremos en el pecado para que se aprecie mejor el
favor? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto para efectos del pecado,
¿cómo vamos a vivir todavía en él?” Romanos 6:1-2
Lo
que nos quiere decir Shaúl en estos versos (y muchos otros más en los cuales él
expone este tema) es precisamente que, si hemos recibido el perdón de nuestros
pecados, hemos recibido su gracia también. Pero esta gracia, contrario a lo
que comúnmente se enseña, no es una licencia para pecar y obviar la Torah. Al
contrario, esta maravillosa gracia es el poder que nos otorga el Padre a través
de su Rúaj Haqódesh (espíritu
de santidad) para poder vivir una vida apartada del pecado.
De
modo que, si hemos recibido su gracia, vivamos de acuerdo a su Palabra, que no
es otra cosa que su Torah. Su gracia, dada a nosotros a través de su hijo
Yeshua, nos capacita para vivir rectamente.
¡Bendito sea Yahweh, nuestro Elohim, quien a través de su
gracia nos capacita para vivir de acuerdo a su Torah!
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