sábado, 14 de enero de 2012

PENSAMIENTO PARASHA SHEMOT


Publicado por: Heriberto García Orozco
"No puedo" es una frase que se escucha en innumerables ocasiones por parte de muchísimas personas, cuando se trata de hacer una tarea. Y en no pocos casos tal cosa sucede porque se ven o se sienten limitaciones que se consideran suficientes para no llevar a cabo alguna tarea. No obstante, eso que se ve no pocas veces no pasa de ser una apariencia que engaña, puesto que en últimas las limitaciones están en nuestra mente, que permea todo nuestro ser.
El diseño con el cual El Creador nos formó nos demuestra día a día que podemos ser superiores a nuestros retos; "no puedo" no debe ser una posibilidad, porque El Eterno nos hizo capaces de hacer lo que debemos hacer; si existe una verdadera y evidente limitación para emprender alguna labor es porque no fuimos concebidos para realizarla; pero normalmente este no es el caso.
Existe un adagio popular que dice que no hay problemas imposibles de solucionar sino hombres incapaces; diríase más bien negligentes consigo mismos y con los demás. Por tanto, la costumbre de quejarse porque no podemos hacer algo que en realidad sí podemos hacer, no es sino el reflejo de cuán está enraizado el mundo con sus pasajeros ofrecimientos, que nos invitan a creer que todo es fácil y no requiere esfuerzo de nuestra parte.
El camino hacia el crecimiento espiritual requiere no poco esfuerzo; pero es de esta forma como se forjan los tsadiqim. Para ilustrar un poco mejor este concepto esta historia bien vale la pena tenerla en cuenta: Una vez se le apareció El Creador a un hombre y le dijo: desde hoy en adelante tu misión será empujar esta gran piedra. Al cabo de un tiempo se le apareció el diablo y le dijo: Mira que llevas mucho tiempo empujando la piedra, pero no la has movido ni un centímetro; eres un fracasado, bueno para nada. El hombre meditó en estas palabras y se sintió muy mal, pues efectivamente no había movido la piedra; su autoestima bajó considerablemente, hasta el punto que El Creador se le apareció de nuevo y le preguntó: ¿Qué te pasa? Él respondió: Me siento un total fracasado, pues no he podido mover la piedra. El Creador le dijo: Yo te ordené empujar la piedra, NO MOVERLA. Y no eres un fracasado, pues si te fijas bien, desde que estás empujando la piedra has adquirido una gran musculatura, que te servirá para realizar grandes trabajos.
Mosheh mismo sintió que no servía, pero El Eterno le mostró que no sólo servía, sino que era el único que lo podía hacer. Tú has sido obsequiado con tesoros valiosos en gran manera; pero depende de ti aprovecharlos. Por ello, esfuérzate y sé valiente!!! Puede ser que el camino sea tortuoso, pero al final habrá valido la pena.
Shalom!

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