Llamado haSatán por los grupos mesiánicos y nazarenos. Por otros también: el Maligno, Lucifer, el , etc.
Sobre este tema comentaremos sobre dos puntos en particular:
1) Respecto del uso del término satan y hasatan en las escrituras hebreas; y por consiguiente el uso del acusativo 'ha: el, ella, ellos, ellas'.
2) Respecto de lo que implicaría negar la supuesta existencia de un celestial, que es archienemigo de lo bueno, de Elohim, y de Su pueblo. Veremos en la misma Torah de qué es lo que tienen que guardarse los justos, de modo que nadie venga a 'meternos miedo' con que existe un malvado ser cuya negación de su existencia nos pueda resultar eventualmente peligrosa; pues ciertos creyentes en algunas doctrinas afirman que al negar la existencia de este 'ser celestial', entonces estaríamos exponiendo a los oyentes a las trampas, mentiras y maldades de este 'ser'.
Como en el escrito que cito, comentamos sobre que los sectores cristianos y nazarenos aceptan la existencia de este ser porque así lo detalla el Nuevo Testamento, no porque lo haga la Torah. La Torah jamás indica la necesidad de cuidarse de un maléfico ser celestial que quiere destruirnos. Las atrocidades y maldades las comete el ser humano porque esto viene de adentro de él, no de afuera de él.
La existencia de seres antagónicos en el plano espiritual es de origen pagano, y así lo refleja con mucha claridad la doctrina del Nuevo Testamento, y otras literaturas. En el paganismo existen el dios bueno y el dios malo; eso siempre formó parte de la mística de las naciones.
Entonces:
1) El término como hasatan aparece en el libro de Iyob/Job y en Zacarías 3:1 haciéndose referencia 'al enemigo'. Es decir se usa un acusativo (en hebreo ha) indicando a alguien o un grupo de personas que están haciendo de enemigos.
Así cuando el pueblo Judío quiso construir el Segundo Templo; aledaños fueron el enemigo, pues elaboraron una sitnah (del verbo satam: oponerse) para presentarla al rey Asuero (Ezra 4:1-6).
¿Quién es «el enemigo»? El hecho que haya acusativo no significa que se trate de un solo ser, ni menos celestial. Simplemente es el enemigo. En una guerra, el bando opuesto es 'el enemigo', pero no significa que no existan otros enemigos, tanto para otras facetas de la misma guerra, como para otras personas en otras guerras; ni tampoco que este enemigo no sea de este mundo. Así en Job, el enemigo es aquel que se presenta como el opositor al justo, tal cual en el caso del retorno del cautiverio. Naciones se oponían a la labor de reconstrucción del Templo de parte de los Judíos. También hoy Israel tiene hasatan, es decir, el enemigo, los palestinos que se oponen terminantemente a Israel, al igual que otras naciones y tendencias ideológica y religiosas.
En hebreo también está el caso de la palabra Elohim, que hace referencia al Grandísimo o al Poderosísimo. Esta palabra aparece con el acusativo 'ha' (haElohim: Gn. 5:22) y otras veces no (Elohim: Gn. 1:1); sin embargo no porque se trate de un Elohim en un caso, y del Elohim único en el otro, sino porque es indistinto su uso en ese sentido.
2) No existe en la Torah ningún tipo de advertencia de no negar, y por consiguiente poner en peligro a uno mismo y a los demás, la existencia de un ser celestial maligno. Lo que si advierte, es de atarse una señal para recordar los mandamientos, y además de no andar en pos de otros elohim (que es parte de recordar los mandamientos), es decir, el no desviarse para rendir culto a las deidades de las naciones; cosa que es muy común en el mundo gentil, y en muchas ocasiones Israel sucumbió a esto. Pero estas deidades no son seres celestiales, ni hay detrás de ellas un ser celestial manipulándoles, sino que son solo eso: ideas, inventos, esculturas idolátricas; carecen de poder por si mismas, es solo el el que le da valor y trascendencia. Y ni aún estas imágenes e inventos pueden librar de nada (Is. 44:9, 46:7).
¿Cómo estar seguros de no desviarse de la voluntad de Elohim?
Jamás se cita en la Torah la necesidad de velar para que 'haSatán', o 'el Diablo', o 'Satanás', o 'el Demonio' no nos lleve con él, sino que se pone permanente énfasis en prestar atención a la Torah, sus mandamientos, y saber que Yhwh es el único Elohim:
Yeshayahu/Is. 45:5 - "Yo soy Yhwh, y ninguno más hay; no hay Elohim fuera de mí..."
Nm. 15:38-39 - "Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul. Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Yhwh, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis."
Como se puede ver, no dice: "Enseñen y cuiden que Satanás no los induzca al pecado, y les engañe..." Sino que pone énfasis en el trabajo del mismo individuo en la Instrucción de Elohim, y además que solo Yhwh es Elohim. Por supuesto que hay 'enemigos' que pueden tentarnos y oponerse a nuestro trabajo que es santo, aún por ignorancia; pero esto no significa que 'un ser celestial el diablo' les esté conminando a que lo hagan, pues las cosas están dentro del hombre, y no podemos culpar a ningún ser celestial de la maldad imperante. El relato del serpiente es un simbolismo de los instintos del hombre, no de un ser celestial malo. De hecho también se dice que era un animal astuto, no malo.
Nuevo Testamento, 2 Corintios 4:4
"en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos..."
No puede haber ni hay un 'dios del siglo' o de 'este sistema de cosas' que ciegue a alguien, pues la Torah dice que solo hay un Elohim, nos dos o más. Esto primero procede del dualismo pagano, donde hay deidades benignas y otras malignas.
Es paradójico que un mundo lleno de ideas sobre un tal Satanás y demás deidades malignas, está tan separado a su vez de los mandamientos de Elohim. De hecho, al darle poder a una entidad que no existe se está creando un elohim falso, y por consiguiente es idolatría.
¡En vez de cuidarse están agregando más pecado y maldición a la bolsa! Por tanto hay que negar cien por ciento la existencia de un ser celestial Satanás el , y creer cien por ciento en Yhwh y Su Torah.
Sobre este tema comentaremos sobre dos puntos en particular:
1) Respecto del uso del término satan y hasatan en las escrituras hebreas; y por consiguiente el uso del acusativo 'ha: el, ella, ellos, ellas'.
2) Respecto de lo que implicaría negar la supuesta existencia de un celestial, que es archienemigo de lo bueno, de Elohim, y de Su pueblo. Veremos en la misma Torah de qué es lo que tienen que guardarse los justos, de modo que nadie venga a 'meternos miedo' con que existe un malvado ser cuya negación de su existencia nos pueda resultar eventualmente peligrosa; pues ciertos creyentes en algunas doctrinas afirman que al negar la existencia de este 'ser celestial', entonces estaríamos exponiendo a los oyentes a las trampas, mentiras y maldades de este 'ser'.
Como en el escrito que cito, comentamos sobre que los sectores cristianos y nazarenos aceptan la existencia de este ser porque así lo detalla el Nuevo Testamento, no porque lo haga la Torah. La Torah jamás indica la necesidad de cuidarse de un maléfico ser celestial que quiere destruirnos. Las atrocidades y maldades las comete el ser humano porque esto viene de adentro de él, no de afuera de él.
La existencia de seres antagónicos en el plano espiritual es de origen pagano, y así lo refleja con mucha claridad la doctrina del Nuevo Testamento, y otras literaturas. En el paganismo existen el dios bueno y el dios malo; eso siempre formó parte de la mística de las naciones.
Entonces:
1) El término como hasatan aparece en el libro de Iyob/Job y en Zacarías 3:1 haciéndose referencia 'al enemigo'. Es decir se usa un acusativo (en hebreo ha) indicando a alguien o un grupo de personas que están haciendo de enemigos.
Así cuando el pueblo Judío quiso construir el Segundo Templo; aledaños fueron el enemigo, pues elaboraron una sitnah (del verbo satam: oponerse) para presentarla al rey Asuero (Ezra 4:1-6).
¿Quién es «el enemigo»? El hecho que haya acusativo no significa que se trate de un solo ser, ni menos celestial. Simplemente es el enemigo. En una guerra, el bando opuesto es 'el enemigo', pero no significa que no existan otros enemigos, tanto para otras facetas de la misma guerra, como para otras personas en otras guerras; ni tampoco que este enemigo no sea de este mundo. Así en Job, el enemigo es aquel que se presenta como el opositor al justo, tal cual en el caso del retorno del cautiverio. Naciones se oponían a la labor de reconstrucción del Templo de parte de los Judíos. También hoy Israel tiene hasatan, es decir, el enemigo, los palestinos que se oponen terminantemente a Israel, al igual que otras naciones y tendencias ideológica y religiosas.
En hebreo también está el caso de la palabra Elohim, que hace referencia al Grandísimo o al Poderosísimo. Esta palabra aparece con el acusativo 'ha' (haElohim: Gn. 5:22) y otras veces no (Elohim: Gn. 1:1); sin embargo no porque se trate de un Elohim en un caso, y del Elohim único en el otro, sino porque es indistinto su uso en ese sentido.
2) No existe en la Torah ningún tipo de advertencia de no negar, y por consiguiente poner en peligro a uno mismo y a los demás, la existencia de un ser celestial maligno. Lo que si advierte, es de atarse una señal para recordar los mandamientos, y además de no andar en pos de otros elohim (que es parte de recordar los mandamientos), es decir, el no desviarse para rendir culto a las deidades de las naciones; cosa que es muy común en el mundo gentil, y en muchas ocasiones Israel sucumbió a esto. Pero estas deidades no son seres celestiales, ni hay detrás de ellas un ser celestial manipulándoles, sino que son solo eso: ideas, inventos, esculturas idolátricas; carecen de poder por si mismas, es solo el el que le da valor y trascendencia. Y ni aún estas imágenes e inventos pueden librar de nada (Is. 44:9, 46:7).
¿Cómo estar seguros de no desviarse de la voluntad de Elohim?
Jamás se cita en la Torah la necesidad de velar para que 'haSatán', o 'el Diablo', o 'Satanás', o 'el Demonio' no nos lleve con él, sino que se pone permanente énfasis en prestar atención a la Torah, sus mandamientos, y saber que Yhwh es el único Elohim:
Yeshayahu/Is. 45:5 - "Yo soy Yhwh, y ninguno más hay; no hay Elohim fuera de mí..."
Nm. 15:38-39 - "Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul. Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Yhwh, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis."
Como se puede ver, no dice: "Enseñen y cuiden que Satanás no los induzca al pecado, y les engañe..." Sino que pone énfasis en el trabajo del mismo individuo en la Instrucción de Elohim, y además que solo Yhwh es Elohim. Por supuesto que hay 'enemigos' que pueden tentarnos y oponerse a nuestro trabajo que es santo, aún por ignorancia; pero esto no significa que 'un ser celestial el diablo' les esté conminando a que lo hagan, pues las cosas están dentro del hombre, y no podemos culpar a ningún ser celestial de la maldad imperante. El relato del serpiente es un simbolismo de los instintos del hombre, no de un ser celestial malo. De hecho también se dice que era un animal astuto, no malo.
Nuevo Testamento, 2 Corintios 4:4
"en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos..."
No puede haber ni hay un 'dios del siglo' o de 'este sistema de cosas' que ciegue a alguien, pues la Torah dice que solo hay un Elohim, nos dos o más. Esto primero procede del dualismo pagano, donde hay deidades benignas y otras malignas.
Es paradójico que un mundo lleno de ideas sobre un tal Satanás y demás deidades malignas, está tan separado a su vez de los mandamientos de Elohim. De hecho, al darle poder a una entidad que no existe se está creando un elohim falso, y por consiguiente es idolatría.
¡En vez de cuidarse están agregando más pecado y maldición a la bolsa! Por tanto hay que negar cien por ciento la existencia de un ser celestial Satanás el , y creer cien por ciento en Yhwh y Su Torah.
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